lunes, 30 de abril de 2012

Rojo amaranto

¡Rusos de los mil demonios! ¡No solo disolvieron la gloriosa Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas sino que, de repente, el 16 de los corrientes, anuncian que no van a fabricar un 2107 más! Recuerdo ahora a Raúl Rivero, el poeta, en su época de corresponsal en la URSS, no porque tenga presente su imagen en el invierno moscovita de 1976 mientras rociaba una botella de gasolina sobre el motor de su Yigulí (versión anterior del Lada) para quebrarle la coraza de hielo y permitir que la ignición se despertara, sino por un poema que me enseñó que era un poema de otro, del beatnik yanqui Paul Blackburn. En las dos primeras líneas de su pieza de cuatro, Paul se lamenta de la muerte de Roger Hornsby, el más grande bateador derecho de todos los tiempos, para continuar en las otras dos líneas con el gran poeta americano William Carlos Williams que sigue a Hornsby como objeto de los obituarios. Dios mío, decía Raúl que Paul exclamó. Y ahora tú, William Carlos William. Y con el tono de indignación que Raúl lo recitaba, como si fuera una falta de respeto de Dios y ante la cual había que alzarse en armas de inmediato. Y es lo mismo que yo digo ahora. Dios mío. Y ahora tú, Lada 2107. Nos quedamos más allá de la orfandad. Toda una generación sin el bien llamado clásico. Léanlo ustedes mismos. ¡Dios mío!

MOSCÚ, 16 Abr 2012 (AFP) - El fabricante de automóviles ruso Avtovaz va a cesar de producir el Lada 2107.
"La demanda del 'clásico' ha caído fuertemente. Ya es hora de decirle adiós", dijo a la AFP Igor Burenkov, portavoz de Avtovaz, sin precisar la fecha exacta en que se suspenderá la producción.
El Lada 2017 era un modelo mejorado del Lada 2101 que fue una copia con licencia del Fiat 124 de 1966, producido a partir de 1970 en la fábrica de Avtovaz, en Togliatti (1.200 km de Moscú).
Con un diseño rudimentario, el último modelo alcanza una velocidad máxima de 150 km/h, y cuenta con una radio y un ventilador como únicos accesorios y ningún respeto de la legislación ambiental.

¿Y qué es eso de que la velocidad de 150 kilómetros por ahora era la máxima? Mi 2107 yo lo clavaba a 170 por la Autopista Nacional y también por la recta de Júcaro a Morón, velocidad sostenida, aunque bien es cierto que le rebajaron el bloque del motor en el taller de Emilito Turtos, en Nazareno —no donde Cristo sino donde Emilito, en sus funciones de administrador y amigo de cheque en blanco como sólo se daban en Cuba, alistaban los cargamentos de Ladas recién importados. Y la compresión que lograba aquello era la de un Ford Thunderbird del 58, un cohete. Que se lo digan Alcibíades Hidalgo, el exvicecanciller primero del Gobierno, ahora por estas regiones geográficas, y el mismo Raúl Rivero, que manejaron aquel bolidito mío. Aclaro que Nazareno era una encrucijada de la carretera Managua-Santiago de las Vegas, más o menos al centro de la provincia de La Habana, como quien va para Batabanó, y donde los pobladores de la zona aseguraban que era anterior al del pesebre de Cristo en el Medio Oriente. Y aquel Lada invicto mío tenía un timoncito de los llamados “cómicos”, que era la forma entre los bandidos  habaneros de clasificar los productos occidentales que nunca aparecían en las tiendas del Ministerio del Comercio Interior, y una caja quinta francesa que también me había agenciado el compañero Turtos, y una grabadora cuadrofónica Pioneer, y amortiguadores Pirelli de doble acción que aquello era una alfombra mágica, más el juego de gomas radiales Michelin. Julio Pulido, el director del Instituto Cubano de Radio y Televisión, me decía con su sonrisa llena de picardía: ”Niña que caiga aquí, niña que no sobrevive”. Claro, esa era la función primordial del artilugio. Qué utilidad laboral ni un carijo. Si la entrañable amistad de los pueblos de Cuba y la URSS te proveen de un Lada 2107, con aquel rutilante, precioso color rojo amaranto, con el que yo sustituí el glamour del poder de los Ladas de color azul ministro, gracias también a Emilito Turtos, qué importancia tiene leer después en uno de los mamotretos de James A. Michener sobre la experiencia de un viaje suyo a La Habana, que montar en un Lada era como embutirse en una caja de zapatos. Mi Ladita, Dios mío. Hasta lo convertí en uno de los personajes centrales de Dulces guerreros cubanos. Se lo merecía, la verdad.

¿Y en el aire espléndido y límpido de Cuba, a quién le molestaba una polucioncita más?

Importante aclaración. La combinación perfecta de Levis, Rolex, Ray-Ban y Lada era algo elusivo y lejano en los primeros veinte años de Revolución, al menos para mí. De tales joyas, solo dispuse de un Rolex submarino de los primeros modelos que no tenía ni protector de corona. Me lo regaló mi viejo de no sé qué cambalache suyo al margen de las leyes revolucionarias. Pero, advierto, durante esos veinte años, fueron muy pocas las ocasiones en que faltó una niña en mi lecho. Ernesto, el fotógrafo, que compartía conmigo la misma sed de aventuras y mujeres, me lo decía, coño, caballo, nunca hemos nos hemos ido en blanco. Conquistar desde el Oldsmobile de un comandante es fácil, ¿pero en guagua como nosotros? Así que no se embullen, mis queridos vecinos actuales de Miami. Cierto que el Lada te lo asignaban porque se suponía que tu eras personal de la más absoluta confianza. Mas la habilidad de la conquista iba con uno. Luego aprendías todas las artes y los manierismos de los príncipes que conducen Ladas. ¿Tú te imaginas a Carlos Alberto Montaner o Jorge Más Santos o Lincoln Díaz-Balart al timón de un 2107? No saben ni tirar la puerta. Eso era una muestra de decisión y poder sin igual. El apeado del Lada y el tirado de la puerta como al desgaire pero con fuerza, era un espectáculo que lo decidía todo, en un segundo, frente al excitable público femenino.

Arriba: Un amigo, una novia y un 2107. En Cienfuegos, a principios de 1989: el fotógrafo Ernesto Fernández, mi viejo compañero de dos guerras, la ingeniera agrónoma Ana María Benítez, la muchachita que entonces me tenía loco, y el Lada más veloz, más leal y más noble de toda la producción soviética. (Fotos: Alcibíades Hidalgo). Abajo: Roger Hornsby, el bateador, y William Carlos Williams, el poeta.

sábado, 28 de abril de 2012

El regreso de Fidel

Parece ser cierta la apreciación de que nunca un revolucionario está en mejor disposición de combate que cuando se encuentra fuera del poder. Es el revolucionario en estado puro, porque aspira a cambiar un mundo sobre el que no tiene ningún control. No lo gobierna, no dicta sus leyes, y si mata o salva es al amparo de una selva o de las sombras del clandestinaje. Las luchas sociales se han prolongado a lo largo de milenios, cuando los seres humanos, mediante la guerra dispusieron de un excedente de producción para satisfacer las necesidades esenciales de la vida, escribe Fidel en su reflexión de hoy, sábado 28 de abril de 2012. ¿No oyen los ecos de Lenin?

martes, 24 de abril de 2012

Psssttt... Psssstt...

Kennedy, Smathers y el producto cubano.

Es extraño, muy extraño, que no se hayan lanzado ya. Pero lo estoy esperando de un momento a otro. Una pieza bestial de periodismo investigativo de El Nuevo Herald donde se descubre la mano siniestra del castrismo tras el escándalo del Servicio Secreto en Colombia. Bestial está empleado como acepción criolla de formidable. Horita, no obstante, se aparecen con la puta de origen cubano que trabajó a los ingenuos agentes encargados de la protección del Presidente Obama. Pero no se preocupen, que ya está a punto de destaparse la conspiración completa. Las así llamadas en Cuba “compañeras de infiltración sedosa” —es mi recreación por adelantado del reportaje— recibieron entrenamiento en las escuelas secretas que para tales fines el gobierno cubano habilitó en la antigua zona de tolerancia del barrio de Colón. Se sabe que allí reciben estudios intensivos de agarre, succión y meneo bajo stress de combate, entre otras disciplinas. Ya me imagino no solo los titulares del Herald en este caso —¿Las sicarias de Castro?—, si no también del Granma y las campañas para la liberación de las Veinte. ¿Son veinte, no? Porque me imagino que la serena majestad de la justicia caerá sobre ellas, implacable. ¿Y dónde? ¿En Cartagena? ¿En Miami-Dade? ¿En el Tribunal Internacional de La Haya? A ver cuántos años les cuelgan. Por cada tocadito de nalgas, calculo, quince años sin derecho a parole. Y por ahí empiecen a sumar. Por cierto, fue excelente la encerrona a partir de un regateo de precios. ¡Y debajo de las cámaras de vigilancia del hotel! Todo está grabado. Pero... ¿800 guayacanes? ¿Dólares? ¿Verdes? ¿Uno arriba del otro? Ven acá, mijita, ¿pero tú lo haces con dientes de oro? Realmente ha llovido mucho desde aquella época en que desde los visillos de las ventanas del concurrido barrio de Colón de La Habana, las hambreadas putas cubanas llamaban con un silbidito —psssttt... psssttt...— y el gesto del índice a cualquiera que fuera rubio o más o menos castaño o que se asemejara a un turista americano o, mejor aún, a un marine (de esos que entrenaban para orinarse en la cabeza de Martí) y decirle en un susurro: Foqui foqui wandola. Que era la transliteración exacta y rotunda al castizo de las zonas de tolerancia habaneras de fucky fucky [by] one dollar. Me pregunto qué hubiese dicho el mismísimo John F. Kennedy de tanta mojigatería. Ese sí que no esperaba a ser presidente para aterrizar en la casa de Marina en compañía del colega senador George C. Smathers. Desconozco si se presentaban allí con guarura y si en esa época los senadores disponían de esa protección, pero a fe mía que la inversión del dúo Kennedy & Smathers en el famosísimo y exclusivo burdel cubano arrojaba saldos más satisfactorios que los 10.000 dólares que perdió el entonces vicepresidente Richard M. Nixon de una sentada en las mesas de juego de Tropicana. ¡Niñas, salón, que llegaron los americanos! Falta por ver la argucia de que se valen para introducir los siniestros manejos del KGB en esta hipótesis de reportaje a la medida de El Nuevo, como ellos mismos le llaman. Tarea difícil. No me imagino a Alexandr Alexeiev, ni a Nicolai Leonov, ni a Vadim Listov, haciendo un estudio de la situación operativa en el barrio de Colón o en La Victoria o en Pajarito. Ni, a continuación, el eco de la voz de las matronas, siempre en los decibeles del desparpajo: ¿Rusos metidos en la putería? Pero ven acá, mijito, ¿que tú te crees que es esto? Desde la época tan bien ilustrada por el profesor Don Manuel Moreno Fraginals en que la prostitución en masa era una imperiosa necesidad comercial del puerto de La Habana al ser el punto de concentración de la Flota de Indias, hasta el desplazamiento siglos después de tan persistente negocio hacia otras zonas del Caribe, el período histórico es un tema para servicio futuro de El Nuevo o de nuestra quejumbrosa blogósfera. Porque no solo perdimos la industria azucarera y hasta cambiamos los Buick por Ladas sino que dejamos disolver la población de putas. Razón por la cual hay que depender —¡una vez más!— del extranjero, en este caso de Colombia, para abrirle el zipper a un gringuito. No, la puta no era de origen cubano. El que sí, de seguro, tiene pasaporte cubano, es el oficial que la reclutó. Unos malditos los compañeros.

miércoles, 18 de abril de 2012

La verdad os hará libres —really?

Enrique Serbeto me alerta desde Bruselas con la noticia de que la CIA no quiere soltar el quinto volumen de su informe sobre el desastre de lo que ellos llaman Bahía de Cochinos y los cubanos Playa Girón, que es el mismo lugar, pero donde los últimos ganaron y los primeros perdieron. El planfletón lo guardan bajo siete llaves desde hace más de tres décadas y el pataleo para no soltarlo es por el argumento de que el material puede "confundir al público" y arrojar una luz negativa sobre la Agencia. Bien, ya más claro no puede quedar para todo el mundo: que el revisionismo histórico no es solo potestad actual de los post-marxistas, y que los orfebres de la escuela de retocadores de imágenes del stalinismo no tienen nada de qué avergonzarse. Con una salvedad: lo que se quiere encubrir aquí es una derrota bochornosa y una acumulación de juicios descabellados que hacen ola, mientras que el afán de los pincelistas mágicos de la escuela stalinista lo que hacían era tapar, uno por uno, a los dirigentes que se iban convirtiendo en enemigos del pueblo, PERO con el objetivo de eliminarlos de las pancartas de las victorias del proletariado. Lo dijo el mismísimo Kennedy, parafraseando al conde de Ciano, el canciller de Mussolini: "La derrota es huérfana". No hay nada que hacer con ella, la verdad. Si hay algo que no se resuelve escondiendo añojos legajos, es la derrota.

Ver referencia: aquí.

domingo, 15 de abril de 2012

Ovejas tenemos, hermanos

En la tarde del 27 de junio de 1972, en la residencia que le habían dispuesto dentro del complejo del Kremlin, Fidel Castro sorprendió a sus encumbrados anfitriones soviéticos —nada menos que Leonid Brezhnev, Nicolai Podgorni y Alexei Koseguin— cuando les dijo a través de su pirovochi y antes de que ellos mismos lo escoltaran al salón donde se le habría de imponer la Orden de Lenin, que él quería hacerse una autocrítica. Se trataba de todas las acusaciones y declaraciones contra la URSS que había estado profiriendo en los últimos años (más o menos desde 1967, su quinquenio antisoviético, que precedió por unos 20 años a su período antigorbachev). Leonid Brezhnev, del cual no tenemos ninguna noticia de noviciado —como es el caso de Stalin—, se apresuró a quitarle semejante idea de la cabeza, y decirle que él era un respetable líder del movimiento comunista internacional y que a personajes de su estatura y relevancia no les estaba permitido lo que pudiera parecer, ni de lejos, una humillación. No lo dijo pero estaba de hecho implícito que en Moscú acogían con humor y buena disposición el regreso de la oveja descarriada a los brazos de la iglesia marxista. Una respuesta semejante a la del séquito del emperador Hiroíto al término de la Segunda Guerra Mundial, cuando decidió hacerse el harakiri, como correspondía ante el sufrimiento causado al pueblo japonés, acción detenida por los generales y altos dignatarios que decidieron ocupar su lugar en el ritual de muerte. Ahora, respecto del Comandante, tenemos una especie de regreso de la historia de la oveja descarriada. Pero esta vez con Dios, con el de verdad. Castro y Cristo. Tremenda combinación. O como le tildó un periódico italiano ante el rumor: “La última tentación de Castro”. La revisión actualizada la tenemos en la crónica de Anna Grau "Los 'conversos' del chandal" (ABC 15/04/12) donde da rienda suelta la visión de un Fidel Castro que, próximo a la muerte, descubre la necesidad de Dios. De cualquier modo, la oportunidad se perdió con la visita a Cuba de Benedicto XVI hace un par de semanas y con el desvanecimiento del rumor de que iba a confesar a Fidel. No sabremos ya si esto hubiese significado automáticamente un borrón y cuenta nueva al hecho de que la misma iglesia lo excomulgara en 1963. Aunque me imagino —y no dejo de lamentarlo, por esa idea que uno tenía de que iba a morir con las botas puestas— que pueda estar cagado de miedo porque se ve abocado a lo INSONDABLE, puesto todo con mayúsculas a la usanza de Alejo Carpentier cuando le daba por ser tremebundo. LO INSONDABLE, COMANDANTE. Desde luego, también habría que tomar en cuenta —a la hora de analizar los supuestos retozos finales de Fidel— lo que decía Elvis cuando le preguntaban por la ringlera de símbolos religiosos que llevaba colgados al cuello en una cadena, desde la estrella de David, cruces cristianas, medias lunas musulmanas, compases y reglas masónicas: “All this? Oh, man, because... porque uno nunca sabe quién te va a abrir las puertas del Cielo”. Y porque, por tal razón, él cubría así todas las áreas. To cover all the areas, man". Por cierto, ¿cuál será el símbolo de la santería cubana? ¿Una gallina prieta degollada? ¿Un coco rajado? Nunca vi ninguno en el panteón particular del cuello de Elvis. No previó a Ochún, ni a Obbatalá, ni a Elegguá, ni a los otros (porque son una pila) ciertamente. Regresemos a Fidel y al Papa. Estén seguros de una cosa, y esta es mi conclusión: que el Papa hubiese tenido una ardua tarea por delante con este cubano escapado del rebaño. Tenía que acomodarse en el confesionario portátil (previamente revisado hasta la última astilla, el último clavo, el último machihembrado, el último encolado, por los especialistas de Seguridad Personal) y disponerse a escuchar la confesión personal más larga de la historia, con su inmediato registro en los libros de Guinness, al lado seguramente del discurso (4 horas y 29 minutos) del propio sujeto en la ONU el 26 de octubre de 1960. En fin, hijo mío, ¿por cuál pecado comenzamos?

miércoles, 11 de abril de 2012

De rodillas


Auguro muy mala racha a los Marlins en esta temporada con el que, hasta la semana pasada, era el flamante manager que se habían agenciado: Oswaldo Guillén “Ozzie”. Pierde el juego antes de empezarlo. El caso es que días atrás declaró a la revista Time su admiración por Fidel Castro y ahora ha tenido que postrarse ante los medios de prensa y pedir perdón, “con el corazón en la mano, de rodillas”. Las boutades a favor del Comandante —el manager de los managers— se pagan muy caro en esta ciudad. Parece que en Chicago, en ese otro país donde él vivía, y donde pilotaba con buen éxito a los White Sox, el equipo local, nadie le advirtió que Miami es un Estado al sur de la I-95 y que allí hay que someterse a otras leyes. Pobre pelotero. ¿Pobre millonario? No es los cinco días de suspensión de sueldo que le impone la dirección del equipo miamense, con los consiguientes 75.000 dólares que dejará de ganar, y —¡ojo!— sobre todo que en Miami estén dispuestos a dejar las cosas ahí. Tampoco la humillación a que se ha prestado, tan bravucón que parecía el mulato. Si no que la ha servido a la jauría con una de las presas que con más gusto devora: la sacrosanta libertad de expresión sobre la que se ha fundado los Estados Unidos. Y lo peor para él está por venir, lo que le queda por saber: que no importa el ángulo de su genuflexión, ni sus lágrimas de arrepentimiento ni todo lo que escupa al cielo. Porque en esa zona del parqueo del restaurante Versailles y en los conciliábulos de los políticos citadinos, lo que sí no te perdonan —jamás— es que te arrepientas.

Foto: Liborio Noval, Santiago de Cuba, 1964.

jueves, 5 de abril de 2012

Simpatía por el diablo


 Por primera vez en sus más de cinco siglos de presencia en la isla de Cuba, la iglesia católica se ha pasado a la izquierda; basta de quemar indios rebeldes y de que el cardenal Arteaga vaya a bendecir la inauguración de la cervecería del mismo nombre (del indio) unos cinco siglos después. Más que apostolado o labor de evangelización, fue una empresa de descarado colonialismo, y luego de defensa puntual de las clases más poderosas. Alberto Muller, uno de los líderes de la Juventud Católica de los años 60 cubanos, que se alzó contra Fidel Castro en las vísperas de la invasión de Bahía de Cochinos y que de inmediato fue abandonado por la CIA (¡él también!) y por casi todo el mundo, me decía que la destrucción de la fe en Cuba era una responsabilidad histórica de la jerarquía de la iglesia, y este anémico —sino despectivo— proselitismo de siglos, fue lo que les hizo tan difícil a ellos, católicos jóvenes y sin pecados políticos, su propósito de enfrentamiento con una revolución marxista y facilitó que los barrieran. Debe advertirse de inicio que la llamada para el actual acercamiento vino de la oficina de Raúl Castro y no de los príncipes de la iglesia. Maniobra clásica de Raúl, no lo olviden. Si tuvo o no el apoyo de Fidel, carece ya de importancia. Lo que pueden dar por seguro es que Raúl tiene presente la experiencia de la disolución de la URSS y de la historia de su viejo amigo Alexei Leonov, para entonces general del KGB y jefe de su Dirección de Análisis, con el AKM terciado sobre el pecho en espera del prelado de la Iglesia Ortodoxa Rusa que se proponía ocupar los archivos de la institución. Raúl decidió no llegar a tales extremos aunque en el final del cuento de Leonov, el sacerdote se retiró con las manos vacías. No pudo franquear la puerta de la Dirección de Análisis con aquel bolchevique dispuesto a vaciar todos los cargadores al primer movimiento en falso. Raúl se les adelantó. Siempre se adelanta. Yo diría que es algo más que “un acercamiento”. ¿Muy aventurado decir que está formando gobierno? Resulta evidente que el episodio de la Dirección de Análisis del KGB no va a ocurrir con el gobierno cubano, ni Jaime Ortega va a ir a Villa Marista en plan de exigir los archivos. Lo que Raúl hizo fue darle tarea a la iglesia. Tareas de la Revolución. Empiecen por los presos políticos. ¿Qué te parece, Jaime? Te los regalo todos. Haz con ellos lo que tú quieras. Vaya, coge la llave del Combinado del Este. Y la de Canaleta. Y las de Melena 2 y la de Cerámica Roja. Y las de Kilo 8 y La Condesa y Ariza. Tal es la maniobra que culmina con la visita del Papa Benedicto XVI la semana pasada a la isla primada. Y tal el éxito rotundo de Raúl Castro con esa tourné papal. Vean ustedes los videos. Un país prácticamente marcial, donde todo el mundo sabe qué lugar ocupar en las plazas y en las zonas de recibimiento y donde aún queda ánimo para unos deliciosos cánticos a ritmo de conga. La prensa occidental ve un Papa admonitorio y duro con “el régimen”, donde yo veo más bien a un montón de obispos encantados con la presencia del buen comandante, cuando éste visita la Nunciatura, donde el Papa se hospeda en La Habana. Es el triunfo final de la imaginería creada por la Revolución Cubana desde la Sierra Maestra. Hay que ver con la devoción, la dulzura, la admiración que un veterano de la Juventud Hitleriana como Joseph Ratzinger, con sus actuales investiduras papales, toma de las manos a Fidel. Y cuidado, genio y figura hasta la sepultura, estará que se cae a pedazos, pero nunca olvida que él es Fidel Castro y así, al término de la reunión, le pregunta a su hijo Antonio, que lo acompaña y está a su izquierda, que quién sale primero, no muy satisfecho, por cierto, con que su Santidad tenga el privilegio. Y, por último, como era de esperarse, Miami no traga. Y ahora es la derecha cubana la que rompe hostilidades contra la iglesia. Horror, no le concede audiencia a las Damas de Blanco. Ignora a Guillermo Fariñas (a punto estaría, me imagino, de espantarle una huelga de hambre a Benedicto XVI sino viajaba a Santa Clara a verlo.) Ni tomó las manitas de Yoani Sánchez. Ni le mandó al menos un pomo con agua bendita para que escanciara sobre las teclitas de su laptop. Ya me lo decía Douglas Rudd, mi héroe favorito de la aviación fidelista en Playa Girón y que no tuvo mejor ocurrencia que irse a Miami para morir de un infarto. “Miami es como las mujeres. Siempre quiere más”.

Nota: Desde la explicación brindada por Fidel en vísperas del encuentro, está su intento de mantener el dominio de la situación, su preponderancia. Su comentario al respecto —en las “Reflexiones” del 27/03/12—, es una obra maestra de la confusión adrede, de la más enrarecida colocación de palabras, para al final no saber quién era el que pretendía ver a quién: “Gustosamente saludaré mañana miércoles a Su Excelencia el Papa Benedicto XVI, como lo hice con Juan Pablo II [...]. Decidí por ello solicitarle unos minutos de su muy ocupado tiempo cuando conocí por boca de nuestro canciller Bruno Rodríguez que a él le agradaría ese modesto y sencillo contacto”.


La audiencia (im)posible:

“Su Santidad, aquí, a la izquierda, Yoani, la ragazza; a la derecha, su esposo, el ilustre Signore Macho Rico”.
“¿Macho Rico?”
“Maschio Rico, Su Santidad”.
“¿Rico?”
Appelitivo, Su Santidad. Gustoso”.
"Maschio gustable?"
“Eso, Su Santidad. Gradevole al palato”.



Lectura recomendada:
"El baile del obispo" de Pedro Schwarze en TODA LA NOCHE OYENDO PASAR PÁJAROS (http://oyendopasarpajaros.blogspot.com/)


Vitral de Rosa María de la Terga (Cuba) por el 400° aniversario de la aparición de la Virgen de la Caridad.