martes, 2 de julio de 2013

Jabs (penúltimo round)

EL ANZUELO HEMINGWAY

Por Alejandro Armengol

(Fragmentos):

El Nuevo Herald, 28 de septiembre del 2002

En una información aparecida el 21 de septiembre en The New York Times, se afirma que el gobierno cubano va a permitir el acceso a los documentos del escritor norteamericano Ernest Hemingway que se encuentran en la isla.

La afirmación de Manuel Sardiñas, director del museo Hemingway en Cuba, de que las autoridades cubanas mantienen el acceso vedado a los documentos mientras los someten a trabajos de restauración, es un intento de limpiar la imagen de entreguismo. Es falso afirmar que ni siquiera a los expertos cubanos, se les ha permitido ver los documentos. Dice Sardiñas: "Aquí no se ha abierto ningún fondo del museo a nadie, a ningún investigador'', de acuerdo a un cable de la Agence France Presse. Enfatizar que el acceso a las cartas, libros y fotografías permitirá a los estudiosos de Hemingway descubrir aspectos inexplorados es una afirmación ignorante. Participar de un engaño decir que los documentos han permanecido inéditos.

El artículo destaca que en Finca Vigía hay cartas de Adriana Ivancich, la joven condesa italiana --que fue el último amor del escritor y sirvió de modelo para la heroína de la novela Más allá del río y entre los árboles-- y de Martha Gellhorn, su segunda esposa. Si conocieran lo que estaban hablando, hubieran podido hacer más atractivo el paquete: en Finca Vigía hay cartas del director de cine Howard Hawks, las actrices Ingrid Bergman y Marlene Dietrich y el magnate de prensa William Randolph Hearst Jr., de Patrick Hemingway, hijo del escritor, y de Grace Hall Hemingway, su madre. Y sabrían que estas cartas no han permanecido inéditas, porque conocerían de la existencia de Hemingway en Cuba, del escritor cubano exiliado Norberto Fuentes.

A. Scott Berg --que "ha leído todas las biografías de Hemingway'' -- habla de su asombro cuando en Cuba le mostraron un documento en que el escritor expresa sus sentimientos acerca de su cuarta esposa, Mary Welsh.

"Si este documento existe, me imagino que también hay otros similares'', afirma Berg. "Y aun si no existieran, aun si éste fuera único, sugiere todo un nivel de diálogo entre Ernest y Mary Hemingway que me parece no conocíamos; todo un nivel de dolor y sinceridad que no hemos visto en otra parte'', afirma Berg.

Este texto aparece en la página 399 del libro de Fuentes (cito por la edición en inglés: Hemingway in Cuba). De nuevo no se justifica el viaje a la isla para leerlo.





La versión de la edición cubana:






UN TESORO A LA MANO

Cuaderno de Cuba, blog de Alejandro Armengol, enero 15, 2009.

El corresponsal del diario español El País en Cuba, Mauricio Vicent, escribe: ''Entre los tesoros digitalizados, además de las cartas, están: un guión de El viejo y el mar, sobre el que Hemingway hizo sus críticas a algunas escenas y corrigió o amplió diálogos; el epílogo manuscrito de Por quién doblan las campanas, que difiere del que se publicó; y los códigos para descifrar los mensajes en clave que enviaba desde el yate Pilar en la operación de persecución de submarinos nazis durante la II Guerra Mundial.

Para leer el ''tesoro'' del epílogo manuscrito de Por quién doblan las campanas, que fue suprimido del libro por una sabia decisión de Maxwell Perkins --el legendario editor de Hemingway y Fitzgerald en Scribners--, basta buscar la edición cubana o la versión en inglés de Hemingway en Cuba/Hemingway in Cuba, de Norberto Fuentes: En la página 230 de la edición cubana (1984) de Hemingway en Cuba aparece:

Epílogo

Era de noche [en la carretera] cuando Golz [regresó] en un carro militar [desde el desfiladero] bajó por la carretera [hacia] desde el desfiladero hacia El Escorial.

“Alrededor del 14 de julio de 1940 Hemingway —escribe Fuentes— se debatía con la idea de agregar un epílogo a la novela en el que el general Golz y Karkov enjuiciaban el fracaso de la ofensiva de Segovia y comentaban la muerte de Jordan. Otro capítulo en esta suerte de epílogo o secciones finales sería el regreso de Andrés al campamento abandonado de la guerrilla de Pablo, una especie de anticlímax. Por consejos de Max Perkins, Hemingway no siguió adelante con el proyecto y dejó la novela en el momento en que Robert Jordan, con el pecho contra la hierba, espera que el teniente Berrendo, enmarcado en la mirilla de su fusil, se acerque a su campo de fuego”.

En la página 271 de Hemingway en Cuba.



LA MERCANCÍA DE FINCA VIGÍA

Por Pedro Schwarze

(Fragmentos)

El blog Toda la noche oyendo pasar pájaros, miércoles 31 de diciembre del 2008

Desde que en 2002, cuando entidades culturales isleñas y estadounidenses firmaron un acuerdo de cooperación, los cubanos vienen haciendo anuncios rimbombantes —dirigidos al público, academia y gobierno norteamericanos.

Sin embargo, sólo los ingenuos e inexpertos pueden tragarse la venta que una y otra vez hacen los cubanos de la misma mercancía. Hace 24 años que fue publicado el exhaustivo libro Hemingway en Cuba, de Norberto Fuentes, quien personalmente hizo la clasificación, orden y estudio de todos los materiales de Finca Vigía. La directora de la casa-museo de Hemingway, Ada Rosa Alfonso, dijo que "se trata de documentos prácticamente inéditos. Sólo algunos se conocen a partir del libro Hemingway en Cuba (Alfonso no menciona su autor), pero la mayoría han estado conservados y cuidados en los archivos de Finca Vigía durante más de 45 años".

Los pocos ejemplos que se entregan de esos "documentos inéditos" ya fueron "digitalizados" y publicados en el libro de Fuentes. El epílogo de Por quién doblan las campanas y un guión de la película El viejo y el mar con anotaciones de Hemingway que fue rodada en los 50 con Spencer Tracy en el papel del viejo. Copias de ambos están en el libro de 1984 de Norberto Fuentes, quien es el verdadero descubridor de ese museo sin memoria, y cuyos contenidos son ofrecidos una y otra vez a los americanos.


En el pliego de fotos entre las páginas 160 y 161 de
Hemingway in Cuba y en la página 526 de Hemingway en Cuba.


EL LIBRO AJENO

Del blog de Pedro Schwarze Toda la noche oyendo pasar pájaros,
10 de mayo de 2013

La academia americana parece no hacer el mínimo esfuerzo por documentarse sobre Hemingway y sobre lo que dejó en San Francisco de Paula, La Habana, y hace afirmaciones sin un chequeo básico. A las señoras de la Fundación Finca Vigía y de la Biblioteca Kennedy solo les bastaría consultar dos libros de Norberto Fuentes, para darse cuenta. Especialmente por el hecho de que los documentos y manuscritos más relevantes e importantes que quedaron el sótano de Finca Vigía —y que ahora ofrecen digitalizados para evitar un engorroso viaje a La Habana para poder leerlos, todo por una gentileza (¿y unos cuantos dólares de por medio?) de los cubanos— ya fueron reproducidos en las páginas de Hemingway en Cuba en… 1984. Es decir, hace casi 30 años. Incluso la Biblioteca Kennedy entrega la imagen que encabeza esta nota sin lograr identificar a la mujer en primer plano. Ya en Ernest Hemingway: Rediscovered —el segundo libro de Fuentes sobre el novelista americano— se resolvió la incógnita: es una prima de Mary Welsh Hemingway, Bea, la esposa de un tal Homer Guck. Hasta ese último nombre aparece en la obra de Fuentes.