sábado, 13 de julio de 2013

Solo el traidor vive



Julio de 1980. Fidel llega a Nicaragua. Inaugura su segunda revolución victoriosa en América Latina. El teniente coronel Antonio de la Guardia (izquierda) y el mayor Juan Pérez Fornell (a su lado, también armado y de uniforme) fueron del grupo que asesoró a los sandinistas en los meses finales de la guerra. Están sirviendo en el anillo más cercano del blindaje que protege a Fidel en su recorrido. Tony me dijo que esta foto es en el lago Nicaragua. Fidel está cerca. Hace un rato habló con Tony. Fidel quiere que adopte la ciudadanía nicaragüense y se ponga al frente de lo que él ya ha denominado Los Ejércitos de Montaña —qué título imponente, coño—, un equivalente a las unidades de Lucha Contra Bandidos pero de dislocación permanente en el teatro de operaciones. “Cogerles la delantera a los alzados”, dice Fidel. “Ese fue nuestro error en Cuba. Dejamos el Escambray desguarnecido”. Pero Tony —me lo confesó— no se veía como un cacique militar sandinista, meciéndose en una hamaca; él, con un coco en la mano, un racimo de plátanos recostado a la pared de barro, sabría Dios en qué aldea de fango perdida en la selva, donde no hay ya ni un solo aparato de aire acondicionado, ni telégrafo. Así que logra eludir la orden de Fidel y después de un par de tumbos termina de jefe del Departamento MC de la Dirección General de Inteligencia (DGI) de Cuba. Asimila entonces a Juanito de segundo al mando del Departamento (o “primer sustituto”, como aprendieron a llamare de acuerdo al uso de las instituciones soviéticas). El general de división José Abrantes, ministro del Interior, se las arregla para ascender a Tony a coronel. Tony, por su parte, le agencia a Juanito las dos estrellas de teniente coronel. Volvamos a la imagen. Siguen, por la izquierda de Juanito, el periodista Jorge Timossi (con camisa blanca), acreditado por Prensa Latina, argentino nacionalizado cubano pero que conserva su pasaporte original para cumplir las tareas que le asigna la DGI por toda América Latina. En realidad, es uno de los más viejos agentes cubanos. Juan Carlos Fernández es el último. Su verdadero nombre era Raúl y fue el jefe de Operaciones de la Seguridad del Estado en la provincia de Pinar del Río. Si a alguien la contrarrevolución y la CIA le deben su aniquilamiento en esa provincia, es a la sagacidad e inteligencia de este hombre. Timossi, hasta donde yo conozco, nunca traicionó a Tony, aunque no tenía acceso a sus predios. Aparece en esta foto solo por azar de las circunstancias: era uno de los corresponsales que cubría el viaje de Fidel. Tony nunca las tuvo todas consigo respecto a Timossi. “Tú nunca confíes en nadie que sea un personaje de los muñequitos”, me advertía Tony. Se refería a que Quino, el genial creador de Mafalda, usaba a Timossi —Timossi cuando niño— como alter ego de Felipito, uno de los personajes de la tira. Creo que Quino y él fueron compañeros de primaria, en Buenos Aires. (Eso me lo tiene que haber contado el mismo Timossi). “Ningún oficial de los servicios que se respete, trabaja en un muñequito”, argumentaba Tony. “Si por lo menos hubiese sido en Terry y los Piratas”. Juan Carlos, ni se diga, todo lealtad —con Tony, conmigo, con cualquiera que fuera su brother, y hasta con decenas de contrarrevolucionarios capturados que él entendía la necesidad imperiosa de salvarlos, sobre todo cuando había pena de muerte de por medio. Timossi y Juan Carlos murieron hace pocos años, ambos de causas naturales. Tony, ya ustedes saben, Fidel lo mandó a fusilar luego de inventarle una tonelada de marañas y de sembrarle evidencias de crímenes que, en su origen, habían sido tareas que él mismo le había asignado. Es decir, solo queda vivo Juan Pérez Fornell, que sirvió de agente en la sede de la jefatura de MC para informar de todos los pasos de su jefe y supuesto hermano machihembrado. En fin, que hubo un día de juventud y de cofradía y de entrega a la idea de que no había nobleza mayor que defender a Fidel. En ese trance de ensoñación leninista es imposible ni siquiera sospechar que nueve años después, en la madrugada del 13 de julio de 1989 —exactamente un día como hoy— Fidel te mande a pegar al paredón.

Sobre la foto: Copyrigth © 1980, 2013 by Norberto Fuentes. Prohibida totalmente la reproducción o sustraerla y colocarla fuera de los márgenes de este blog.