viernes, 12 de febrero de 2016

En el Nuevo Jerusalén



Por Álvaro Alba

Fidel Castro, inclusive si se arrepiente, tendrá que transitar por el infierno o el purgatorio, dicen los teólogos. Su hermano, el que gobierna ahora, evitaría ese periplo e iría al cielo tras su mediación en una disputa milenaria entre dos de las más importantes denominaciones cristianas, la Iglesia Católica y la Ortodoxa Rusa. Y tendrá Raúl Castro un abogado para esa causa en Cirilo (Kirill en ruso), Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa.

Han sido dos años de reuniones secretas en Roma, La Habana, Moscú y Washington por razones similares, una mejoría de las relaciones. Francisco hacía de intermediario para resolver el diferendo entre Cuba y Estados Unidos y Raúl Castro enviaba notas y emisarios a Moscú y Roma, y en ocasiones, sirvió de mensajero para el Patriarca.

Tanto el Obispo de Roma como el Secretario General del Partido Comunista de Cuba lograron sus propósitos. Uno logró que Cuba y Estados Unidos restablecieran relaciones diplomáticas; y, el otro, que el Patriarca de Moscú y todas las Rusias, Cirilo, y el papa Francisco se encuentren en La Habana.

Jerusalén ha sido el lugar idóneo para los encuentros entre los jerarcas ortodoxos y el Santo Padre.

Pablo VI se reunió en 1964 con el Patriarca de Constantinopla Atenágoras I en Jerusalén (entonces bajo control jordano); después lo hizo con el Patriarca copto de Alejandría, Shenouda III. El papa Juan Pablo II se reunió también con Bartolomé I en 2004. Benedicto VI recibió después en la ciudad santa a Bartolomé y Francisco repitió la ceremonia en 2014.

En pocas ocasiones se han reunido en Roma o Estambul.

En mayo de 2015, cuando Raúl Castro viajó de Moscú a Roma y se reunió en 48 horas con Cirilo y Francisco, la cita ya era realidad; y La Habana, la ciudad perfecta. Como una nueva tierra beatífica para la cumbre eclesial.

En mayo de 2015, cuando Raúl Castro viajó de Moscú a Roma y se reunió en 48 horas con Cirilo y Francisco, la cita ya era realidad.

Cuba es el lugar ideal para el acercamiento, según los propios jerarcas de la iglesia rusa; quienes han sido reacios a un encuentro con la jerarquía de la Iglesia Católica.

La Habana tiene comunicación amplia, profunda y rápida con el Vaticano; Francisco les sirvió en el delicado asunto de las relaciones con Estados Unidos. Y también y es un aliado estratégico de Moscú. No hay paparazzis en Cuba que busquen fotos llamativas, y el Patriarca ruso no está acostumbrado a los embates de la prensa libre.

Fue de ayuda a la causa por la que abogaba Cuba (en nombre del Vaticano), el que Kirill visitara Cuba en dos ocasiones cuando todavía era el Metropolita de Smolensk y Kaliningrado. La primera visita fue en 2004, cuando colocó la primera piedra de la futura Catedral de Nuestra Señora de Kazán; y en 2008, para su consagración.

Cuando Kirill fue electo Santísimo Patriarca de Moscú y de toda Rusia en enero de 2009, Raúl Castro se encontraba de visita en Rusia y fue el primer gobernante extranjero que dialogó con el nuevo Patriarca y del que recibió felicitaciones personales por su entronización.

Los católicos en Rusia están esperanzados sobre un mejoramiento de su situación para profesar la fe y los rusos residentes en Cuba serán testigos de un hecho histórico.

Ya Raúl Castro tiene la Orden de la Iglesia Ortodoxa Rusa Príncipe Danilo de la Buena Fe de Primer Grado. A Fidel Castro le dieron la Orden "A la gloria y el honor", siendo la primera personalidad en recibirla. Pero con esta diligencia terciaria, el gobernante cubano recibirá sin dudas una dispensación papal/patriarcal para su viaje al cielo.

“¿Raúl Castro al lado de San Pedro?” es el título de Álvaro Alba. Los destaques en negrita son del original.